Cambiar hábitos, la dieta que no falla
El
comienzo de una nueva temporada siempre
suele ser una
fecha señalada para proponernos cambios, uno de ellos suele
ser
apuntarnos al gimnasio y ponernos a dieta. Cierto es que
también suelen ser
los que mas fallan. En muchos casos por una mala
gestión de nuestros hábitos
cotidianos.
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Al igual que tu, he conocido a muchas
personas que dicen “a partir de.... me pongo a dieta”, algunas consiguen
cambiar algo, pero lo cierto es que la mayoría fracasa. Si analizamos en
detalle las causas que provocan este abandono, nos daremos cuenta que ciertamente
las posibilidades de éxito eran mínimas.
El gran error suele ser pensar que a
partir de un día determinado podemos cambiar nuestra dieta, horarios, ritmos
biológicos… la vida entera. Todos sabemos lo bueno y saludable que es comer
pollo a la plancha, no comer bollería, evitar las grasas, realizar 5 ó 6
comidas, beber mas agua, etc. y lo difícil no es incluir estos nuevos alimentos
o evitar los no saludables, sino que lo verdaderamente difícil es cambiar los
hábitos y mantenerlos.
Es bastante difícil que nuestro organismo, nuestro
ciclo vital cotidiano, cambie de un día para otro. Nuestros órganos como el
aparato digestivo se pueden adaptar a estos nuevos cambios, pero no sucede así
con nuestro cerebro. Nuestro cerebro y junto a él, multitud de órganos sensoriales
como el hipotálamo, están habituados a un determinado ciclo hormonal
influenciado principalmente por los alimentos ingeridos y también por nuestros
hábitos de actividad y horarios cotidianos, esto lo podemos comprobar cuando
nos salimos repentinamente de nuestros quehaceres cotidianos; los 15 días en
agosto de vacaciones, o estas semanas de fiestas navideñas, nuestro organismo se desajusta, nos
sentimos diferentes, como si algo no marchase bien. Normal. hemos cambiado
muchos hábitos de forma repentina y nuestro organismo no está acostumbrado a
esto, los flujos hormonales cambiados desorientan a nuestro cerebro. Pues algo
parecido pasa cuando cambiamos todos nuestros hábitos cotidianos por unos
nuevos en muy corto espacio de tiempo, poco importa que sean mucho más
saludables, lo cierto es que nos cuesta adaptarnos a esta nueva situación.
Hemos
acostumbrado a nuestro cuerpo (o mejor expresado) a nuestro cerebro a sus
“chutes” de azúcar, grasas saturadas, o a su baja actividad metabólica. De
repente activarlo, exigirle una demanda de energía rápida, o privarle de esos
subidones de glucemia y palatabilidad de las grasas, no es fácil, sufre un síndrome de abstinencia. Y es que al final, la glucosa es la
droga de nuestro cerebro.
Todos
sabemos lo que tenemos qué comer y hay personas que de repente un día dejan de fumar, dejan de comerbollos, comen pollo a la plancha, mucha
fruta y alimentos integrales, sin embargo, a medida que pasan los días vuelven
a sus antiguos hábitos, aumentando además su frustración por no conseguir
seguir una dieta y sus objetivos planteados. La intención era buena, pero no
así la forma de afrontarla.
Podemos concluir que lo más difícil
cuando comenzamos un programa, ya sea de entrenamiento o de alimentación, es
cambiar y, sobre todo, mantener los nuevos hábitos a medio y largo plazo.
Es preferible cambiar dos o tres pequeños hábitos y mantenerlos, que cambiar
muchos y no ser capaz de mantenerlo más allá de dos semanas.
Esta campaña de Gatorade hace alusión a
como podemos en nuestra vida diaria cambiar pequeños hábitos; desde caminar un
poco mas en vez de coger el ascensor hasta para subir a la primera planta,
hasta nada mas despertarse pensar en el entrenamiento del gimnasio
Planifica tus hábitos y déjate de dietas
absurdas.
Para conseguir este objetivo es buena
idea que elabores un cuadro donde apuntes los hábitos que deseas
introducir y los que quieres eliminar, y que los clasifiques en principales
y secundarios según su orden de importancia y capacidad de logro.
Es importante que potencies lo
positivo más que eliminar lo negativo. Incluye lo antes posible
hábitos que desees poner en práctica y no te preocupes tanto por otros que
hayan estado durante años y son más difíciles de eliminar a corto plazo. No
tengas prisa, cambiar todos los hábitos en un corto espacio de tiempo no es fácil
de mantener.
Conozco a muchas personas que se
encuentran un poco frustradas porque comienzan a hacer ejercicio, a realizar
una comida más al día y a tomar una cena ligera, pero son incapaces de eliminar
su napolitana de chocolate con café a media mañana o dejar de fumar
definitivamente. Mi consejo es que no se preocupen por eliminar esos hábitos no
deseados pero enormemente dependientes, lo cierto es que introduciendo hábitos
saludables nuevos su situación es mucho mejor que la anterior, el primer paso ya
está dado, ya vendrán de forma progresiva la eliminación de los malos hábitos,
en ocasiones que esto suceda es consecuencia de haber inculcado los nuevos
hábitos. Conozco gente que comenzó a fumar menos porque el tiempo que se
pasaban en el gimnasio tres veces por semana al mediodía, les evitaba consumir
dos cigarrillos al día, y también conozco a personas que una vez que decidieron
incluir una comida mas a media mañana ya no tenían la necesidad de glucosa,
chocolate y café a media mañana.
Es más fácil adoptar un hábito nuevo,
que desprenderse de uno ya adquirido.
Realiza un cuadro como el ejemplo que te
propongo a continuación, una vez que los tengas expuestos y clasificados,
introduce o elimina uno cada semana, no tengas prisa, deja que tu cuerpo se adapte,
deja que cambie el ritmo de su reloj biológico, ayuda a tu cerebro a
proporcionarle otro tipo de “chutes” para evitar esa dependencia.
Principales
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Secundarios
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Introducir
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Realizar 5 comidas al día.
Introducir un suplemento de carbohidratos y
proteínas.
Beber más agua.
Cenar más ligero.
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Reducir la sal de la comida.
Llevar comida al trabajo.
Comer frutas, verduras y vegetales.
Sustituir la carne roja por la blanca.
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Eliminar
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Reducir las grasas saturadas de la alimentación.
Comidas copiosas.
Bollería en el desayuno.
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Eliminar bebidas alcohólicas.
Fumar la mitad de cigarrillos cada mes.
Eliminar los alimentos fritos.
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Ejemplo de planificación:
Semana 1
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Beber mas agua al día y cenar
ligero
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Semana 2
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Evitar comer compulsivamente en el
menú del mediodía
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Semana 3
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Llevarme un sándwich al trabajo (y
comérmelo)
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Semana 4
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Dar un paseo de 10 minutos después
de la comida en vez de tomarme el postre y quedarme a charlarlando en la
silla. Intentare convencer a XX para que venga conmigo antes de volver al
trabajo.
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Semana 5
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Introducir un lácteo en el
desayuno.
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Semana 6
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Poner una alarma a las 11:00 y
esté donde esté, realizar 4 estiramientos fáciles.
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Semana 7
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Cambiar…
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La primera semana no notarás ningún
cambio, quizás el primer mes tampoco, pero dentro de unos meses estoy seguro
que tu vida habrá cambiado. Sin dietas, sin engaños, sin agobios, sin pasar
hambre… sin darte cuenta.
Modificar pequeños hábitos conlleva
conseguir grandes cambios.
Fuente: Prowellness.es
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